¿No hay más jefes que indios?

¿Realmente es necesario que los roles de jefe de Estado y de presidente de Gobierno sean ejercidos por dos personas diferentes?

En 1975, y como consecuencia de la justificada fobia que quedó impregnada en una gran parte de la sociedad española a la autoridad vitalicia que se autoimpuso Franco, se le dio al rey muy pocas atribuciones. Tan pocas que si lo pensamos llegamos a la conclusión de que un rey y nada, suman nada. La prueba es que el presidente de Gobierno es quien se ocupa del manejo cotidiano de la nación y de las cosas verdaderamente transcendentales (independientemente de que lo haga mal o peor, éste es otro asunto). Y para desarrollar esta importante labor, el presidente de Gobierno es ayudado por los ministros y por los secretarios de estado que él mismo designa o propone.

En cambio, las funciones del jefe de Estado español son básicamente representativas y su poder es meramente simbólico: preside las ceremonias del Estado como fiestas nacionales y otros actos como inauguraciones, aniversarios y funerales; representa al país en el exterior y es quien recibe a los embajadores y a otros dignatarios extranjeros. Vamos, que no tiene mucho más mérito del que podría tener Pokémon o cualquiera de los Lunnis.

Por tanto, ¿es necesario realmente un jefe de Estado (para algo que no sea incrementar de forma absurda e injusta el gasto público)? ¿No es suficiente que las frívolas e insustanciales funciones de jefe de Estado las asuma el presidente de Gobierno o se repartan entre los ministros? ¿Es necesario el debate entre monarquía o república? ¿No hay más jefes que indios?

Por cierto, aunque me salga un poco del asunto central de este post, no puedo evitar repetir una vez más que estoy cansado de escuchar y leer que el rey Juan Carlos I fue el gran héroe que nos salvó a todos los españoles de aquel intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. ¿Acaso la negativa del rey de apoyar el golpe no se debió a que éste temía por su soberano culo y a que no le apetecía salir pitando como tuvo que hacer su abuelo en 1931 cuando se proclamó la II República?

El intento de golpe de Estado se quedó en intento por la mala organización y planificación del propio golpe, y sobre todo, porque los tres principales cerebros del mismo perseguían fines distintos e incompatibles entre sí. Cuando tres personas intentan hacer algo en común y se junta el ego galopante de uno de ellos (general Armada) con un exceso de testosterona de otro (general Milans del Boch) y con un fanatismo exacerbado del tercero (teniente coronel Tejero), lo lógico es que nada que intenten hacer juntos les saliera bien.

El golpe de Estado del 23F fracasó por torpeza (AFORTUNADAMENTE) de los tres principales artífices del golpe, no por acierto del rey. ¡Joder!

Me acabo de dar cuenta de que empecé este post en Pinto y he acabado en Valdemoro.

Deja un comentario