¿Crees que el amor puede ser para toda la vida?

Si un día se amaban infinita y apasionadamente, entonces ¿por qué desaparecieron esos sentimientos?, ¿por qué empezaron a discutir por cosas insignificantes?, ¿por qué esa ironía que antes usaban para seducirse mutuamente empezaron a aplicarla para herir al otro?, ¿por qué si eran tan felices y todo era perfecto se acabaron separando?, ¿por qué tenían un sueño de pasión eterna y cuando se estaba haciendo realidad lo dejaron escapar como se escapa un líquido entre los dedos?, ¿por qué dejaron de expresar la “mejor versión” de cada uno de ellos?

La “mejor versión”, la mejor versión de uno mismo. Ésta es la clave.

Cuando dos personas se conocen y se gustan lo suficiente a primera vista, entonces ambas personas, de forma espontanea aunque consciente, comienzan a sacar lo mejor de sí mismas, empiezan a expresar su mejor versión. Ésta es la conocida como etapa de cortejo. Lógicamente, esa mejor versión puede llegar a enamorar a la otra persona.

La etapa del cortejo suele ser tan bonita porque ambos se esfuerzan por seducir al otro. Durante esta etapa inicial cada individuo es como quiere ser. Éste es uno de los paradigmas que puede cambiar la vida de cualquier persona y, por tanto, la vida de cualquier pareja: una persona NO es como es, sino como quiere ser. Aunque la mayoría cree que la realidad es diferente.

Pero esta mejor versión que seduce y enamora suele dejar de expresarse cuando la relación ya está consolidada. Y ése es el momento a partir del cual uno de los miembros de la pareja le reprocha al otro que en los inicios de la relación era una persona diferente (su mejor versión), que ya no es como era antes, que se siente engañado.

¿Acaso sacar la mejor versión de uno mismo durante los comienzos de una relación de pareja es interpretar un papel?, ¿es fingir o mentir? No, en absoluto. La mejor versión de una persona es la persona misma. No estamos fingiendo ni mintiendo ni interpretando ningún papel. Estamos siendo como queremos y podemos llegar ser. Además, lo conseguimos porque de forma “consciente” somos y hacemos lo que queremos ser y hacer.

¡Guau, qué palabra tan poderosa!: consciencia. Qué pena que a veces no seamos conscientes del poder que tiene ser conscientes de nosotros mismos y del resto de las cosas.

Volviendo a lo de antes: la mejor versión de uno mismo no es fingir ni mentir ni interpretar. Esto es equivalente a cuando un día limpias tu coche por dentro, lo lavas por fuera, ordenas los objetos que hay en la guantera, lo enceras, lo perfumas, abrillantas los cromados… Cuando uno hace eso con su coche está sacando la mejor versión del mismo, pero sigue siendo su automóvil, el genuino, no otro coche.

Mentir, fingir o interpretar sería equivalente a echarle un espray mágico al vehículo que lo transformara en el modelo más caro y sofisticado del mercado. Esa nueva versión de tu coche no sería la genuina. Duraría el tiempo que durase el efecto del espray. Y lo podrías conseguir sólo mientras durara el contenido del bote mágico.

Por tanto, sacar la mejor versión de uno mismo no es convertirse en otro, sino ser lo mejor que uno puede (y debe) llegar a ser. Es hacer el esfuerzo consciente y continuo de mejorarse uno mismo. Y si ese esfuerzo se hace cada segundo, de cada minuto, de cada hora, de cada día…, al final, lo que hacíamos de forma consciente al comienzo de la relación para enamorar a la otra persona, se acabará convirtiendo en un hábito virtuoso, que pasa directamente a nuestra mochila de hábitos llamada personalidad.

Si por el contrario, cuando ha transcurrido un tiempo (según dicen algunos psicólogos: cuando se acaba el enamoramiento) y volvemos a sentirnos atraídos por las fuerzas invisibles de la costumbre, de nuestra zona de confort, donde nos espera nuestra otra versión: la mediocre, y dejamos de hacer el esfuerzo consciente de sacar lo mejor de nosotros mismos, entonces empieza el declive de la relación de pareja.

Ya no somos los que éramos al principio. Esta otra versión nuestra acaba desequilibrando la dinámica interna de la pareja, produciendo cambios en la comunicación, y generando insatisfacciones en ambas partes. Eso que se llama comúnmente rutina. Nos volvemos apáticos y empezamos a desenamorar a nuestra pareja.

El problema principal reside en que volver a la versión imperfecta, a la rutinaria, es como una especie de pereza tan agradable que ni siquiera se nos llega a ocurrir escapar de ella.

Hay mucha gente que parte de la premisa errónea de que cada persona es como es, porque lo lleva en los genes, y porque según Freud sus primeros años de vida conformaron su personalidad, y porque se ha criado en el ambiente en el que se ha criado, y porque le han ocurrido las circunstancias que le han sobrevenido…

Por supuesto que todo esto configura la personalidad de la gente. Pero hay una parte, la más importante, que estamos dejando fuera: la capacidad que tenemos todos de decidir en cada momento y de forma consciente nuestra manera de pensar y de actuar. Y si siempre, de forma consciente, pensamos y hacemos lo que sabemos que debemos pensar y hacer (todo eso tan maravilloso que hacíamos y pensábamos al principio de la relación), entonces acabaremos adquiriendo el hábito de ser como deseamos ser: nuestra mejor versión. La que mantendrá siempre viva la Magia del Amor.

Sea cual sea la carga genética que tengamos, la educación que hayamos recibido, el ambiente en el que nos hayamos desarrollado… ninguna conducta resultado de ellos es fija o invariable si tenemos el deseo y la voluntad de cambiar a mejor.

Nunca hay que perder la responsabilidad de decidir y hay que impedir dejarse llevar por la puta corriente, por los jodidos tentáculos de la rutina y de la pesada monotonía.

La relación de pareja es un proceso dinámico y en permanente cambio. Pero si durante todo este proceso cada persona de la pareja sigue proyectando su mejor versión, entonces todo irá genial. Inclusive, la mejor versión de cada uno se irá perfeccionando y modelando al ideal de la otra persona.

Debemos ir revisando y adecuando las expectativas de nuestra pareja de forma continua. Para esto, tenemos que comunicarnos de manera adecuada, diferente, afectiva y efectiva; abrirse a reconocer nuestras propias necesidades y las del otro; aceptar que nos explique sus expectativas; solicitar que nos aclare sus interpretaciones de nuestros actos y mensajes, siempre con amor y afecto; aprender nuevas formas de comunicarnos; aprender a mirar con diferentes enfoques los problemas para poder resolverlos de forma eficaz; y, por supuesto, no permitir que la Magia del Amor se desvanezca.

El Amor es casi como un ser vivo, es decir, nace, crece, crece, sigue creciendo, y no tiene otra razón de ser que la de crecer eternamente y hasta el infinito. No tiene que morir, como los seres vivos. Y es que el Amor de verdad no tiene un final feliz. Simplemente no tiene final. Por eso, no permitas que el Amor que tu pareja siente ahora hacia ti acabe muriendo. En cuanto notes que algo falla, ponte manos a la obra. Y nunca hagas caso a esos que van diciendo que la pasión acaba muriendo tarde o temprano. Ni creas a esos otros que hacen la distinción entre enamoramiento y amor. El enamoramiento puede durar eternamente. Sencillamente tienes que ser siempre como al principio, con todos esos detalles y gestos románticos que tenías con tu pareja y que la enamoraron de ti. ¿Recuerdas? Y ten cada día detalles nuevos, asombra a tu pareja. De esta manera, te amará y te deseará cada vez más, y nunca dejará que te escapes.

¿Realmente hay diferencia entre enamoramiento y amor? ¿O precisamente creer en esta distinción es lo que hace que la pasión se disipe con el paso del tiempo?

Los primeros encuentros suelen ser apasionados, exuberantes, irrefrenables, irracionales… Las emociones les invaden y los sentimientos se apoderan de ambos. Se sienten felices simplemente por lo que les está pasando. Los segundos durante los que están separados parecen minutos, los minutos parecen horas, y las horas parecen días que duran una semana… Y lo mejor, no pueden dejar de pensar en la persona amada.

Hay muchos que piensan que este estado no dura demasiado tiempo; que pasados algunos meses la realidad acaba con la pasión. Según dicen, es cuando el enamoramiento le cede el relevo al amor.

Lógicamente, si creemos en este paradigma, acabaremos haciéndolo realidad.

Cuando hablo con la gente de mi entorno sobre el Amor de pareja, me llama la atención (y también me sorprende) las frases arquetipo que suelen expresar:

–     “Es que los hombres son todos iguales…”.

–     “Es que las mujeres son tan difíciles…”.

–     “Ya nadie aguanta a nadie como antes”.

–     “La convivencia lo rompe todo”.

–     “El Amor y la pasión acaban muriendo, y ya sólo quedan la amistad, la complicidad y el compromiso”.

–     “La rutina se carga el Amor”.

–    

Está claro que frases de este tipo denotan dos cosas:

  • creemos que la culpa siempre es de la pareja o de la expareja;
  • tenemos asumido y damos por hecho que la relación de pareja no es perdurable, sino perecedera.

Indudablemente es más cómodo tener estos dos credos que hacer lo que hay que hacer (y hacerlo bien) para que el enamoramiento apasionado no muera jamás, sino que por el contrario crezca cada día. Además, mucha gente ni siquiera sabe que lograrlo es posible.

No hagas caso a la gente ceniza, porque tanto si crees que la pasión y la magia acaban muriendo, como si crees que pueden crecer y ser eternos, al final, tu profecía se cumplirá. Por tanto, ya sabes qué es lo que te conviene creer.

Piensa por un momento (y haz una lista) en todos aquellos detalles, comportamientos, gestos románticos de amor y de cariño, actuaciones, actitudes… que tenías o hacías al principio de la relación, y que ya no tienes ni haces. Igualmente, piensa (y haz otra lista) en los que tu pareja tenía y hacía contigo al principio y ya no tiene ni hace.

No seas perezoso. Por favor, haz esa lista, y no la des por terminada. Cuando no se te ocurra nada más que anotar, deja la lista abierta para poder completarla más adelante, cuando la repases, o cuando simplemente se te ocurra algo más.

¿Por qué dejaste de aplicarlas? ¿Por qué no las empiezas a usar de nuevo? ¿Por qué no ideas nuevos detalles para sorprender a tu pareja? Pero no sólo ahora, sino siempre, de forma constante. Y empieza ya.

¿Y por qué no compartes amorosamente con tu pareja la lista de detalles, conductas, gestos de amor, actos, actitudes… que ella desarrollaba antes, y que desde hace un tiempo ya no los realiza?

El Amor sí puede ser eterno, pero… depende de vosotros dos.

16 comentarios en “¿Crees que el amor puede ser para toda la vida?

  1. Creo también una cosa, cuando estás enamorado idealizas muchísimo a tu pareja,
    Solo ves cualidades y cosas agradables. Después con el tiempo, bajas de la nube y ves todo, lo bueno y lo malo. Estan bien las pautas que das para mantener el amor vivo como en un principio.
    Yo no lo he podido conseguir. Pero tomo nota para cuando llegue mi próximo amor,si es que llega algún día.

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  2. Suscribo totalmente lo que dice.Usted remueve las conciencias,gracias a esta reflexion,los demás podemos poner en marcha esas pequeñas revoluciones que necesitamos,y que empiezan precisamente ahi.(En nuestras conciencias).Gracias.

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    • Hola Amador.

      Gracias por tu cordial mensaje. Como podrás comprobar, me he tomado el beneplácito de tutearte a pesar de que tú me has llamado de usted. A partir de ahora, te ruego que tú también me tutees.

      Ojalá te vea nuevamente por aquí y muy pronto.
      Manu

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  3. Tu palabras me han hecho razonar de mi pasado, toda la razón. El amor se inicia, se mantiene y se apaga pero no hay que dejarlo nunca, ni tampoco hay que dejar nuestro propio yo. falle pero me rectificare en el futuro si lo encuentro. gracias por hacerme leer y meditar tus escritos hacia mi propia vida. yo creo en el amor para toda la vida
    gracias.

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  4. Sólo cabe decir Amén.
    Me ha encantado, Manu. Y eso que no es la primera vez que «te leo» algo referente a este tema 🙂
    Lo comparto al 100% e intento tener esa idea presente en la convivencia del día a día. No nos quedemos sólo con la teoría.

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  5. Yo tengo otra visión un poco distinta. Nuestra personalidad es multifacética, un montón de piezas que encajan dando forma a nuestra forma de ser. ¿Somos conscientes de nuestra personalidad? Probablemente sólo lo somos de algunas de estas facetas, y otras las desconocemos o las ignoramos.
    De esta multitud de facetas , de unas estamos más contentos y otras probablemente las aborrecemos. Lo que yo creo que hacemos , ante cualquier circunstancia de la vida, es intentar mostrar el perfil de esas facetas que creemos más va a gustar a nuestro «contrario». Yo como hombre heterosexual sin duda, ante una mujer intentaré presentar ante ella el perfil que más crea gustarle. Previamente intentaré observar el perfil que ella me presenta , y en consecuencia me perfilaré más de un modo u otro…¿estoy engañando o mintiendo? No, al mostrar lo que yo quiero que ella vea evito que se vea «la cara oculta de la luna».
    Todos sabemos que salimos mejor en las fotos tomadas desde determinado perfil. Hacer una «instantánea» y salir guapo no es muy difícil, muestras tu perfil mejor y queda fotografiado. Lo realmente difícil es salir guapo cuando una cámara te retrata desde todos los ángulos y en cualquier momento del día. Así es infinitamente salir guapo. Para el cortejo mostramos un retrato de nuestro mejor perfil y en nuestra mejor situación. En cambio la rutina es la cámara de vídeo de Gran Hermano que nos filma en cualquier momento situación y perfil.
    ¿Cómo no pasar del retrato perfecto a la claustrofobia de Gran Hermano ? Puf, se me calientan las neuronas

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    • Hola de nuevo, José Manuel.

      Gracias por tu comentario. Lo que no entiendo es por qué dices al comienzo del mismo que tienes una visión distinta de la mía. Realmente has dicho lo mismo que yo pero con otras palabras.

      Y una vez más se te han calentado las neuronas. No sé si tomarme esto como un piropo o como un halago…

      Gracias.
      Manu

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  6. Nada es para toda la vida, la realidad es que todo… tiene principio y fin, creo que es mejor disfrutar de las cosas cuando son como deseamos…

    Sinceras
    Simples
    Y de corazon

    Cuando ya no es así, lo mejor es ser consecuente y dejar vivir a los demás con educuación para poder reiniciarte.

    La vida tiene etapas, el amor tambien. Creo que debemos aprender de todas las etapas,las buenas y las malas.

    Un saludo Manuel

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    • Hola de nuevo, Susan.

      Sí que hay muchas cosas que son para toda la vida: el Sol es para toda la vida, los latidos del corazón son para toda la vida, la vida es para toda la vida… Algunas de las cosas que son para toda la vida no dependen de nosotros, pero otras sí, afortunadamente.

      Igual que dos no se pelean si uno no quiere, dos sí pueden amarse para toda la vida si quieren los dos. Por tanto, el amor también puede ser para toda la vida. Créeme.

      Gracias por tu comentario.
      Manu

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  7. La reflexión es inmejorable, todos sabemos que el final de la pasión es el momento en que damos por sentado los sentimientos de nuestra pareja, es la incertidumbre lo que atrae la pasión es la posibilidad de ser rechazados lo que motiva el ente de la mejor versión, pues manejarnos en ese área de mejora continua garantiZa la satisfacción de ambas partes, hoy nos vemos engullidos en una sociedad egoísta y auto complaciente por que es la evolución natural del sistema social que hemos adaptado, este nos impulsa a practicar este fenómeno de pareja y si nos somos capaces de conseguir así la admiración de nuestra pareja y si no es así, a otra cosa mariposa, es un fenómeno de monogamia secuencial es que hemos adoptado , y hay cabe todo lo que comentas, el amor la magia y el encanto de la pareja viven de la incertidumbre y se nutren con el misterio así haremos algo especial por los demás.

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    • Hola Alex.

      Celebro que te haya gustado mi reflexión sobre el amor para toda vida, y que además te haya impulsado a dejar tu acertado comentario.

      Gracias por tu aportación. Te esperaré y te buscaré más veces por aquí.

      Un sincero saludo.
      Manu

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